Entender nuestra realidad implica una serie de reflexiones sobre el espacio, el tiempo y el cuerpo. Históricamente la arquitectura y la ciudad han representado un punto de convergencia entre estos conceptos; las formas en las que se desarrolla nuestra realidad y las crisis que la atraviesan nos condicionan a reflexionar sobre la forma en la que nos habitamos.

Hablar de habitabilidad en México implica entender que la casa y la calle son un privilegio y que su uso y apropiación están delimitados por dinámicas socioespaciales específicas. El encierro provocado por la pandemia ha permitido visibilizar estas condiciones y nos ha conducido a extender nuestra habitabilidad hacia los medios digitales, el espacio público físico ahora se alterna con el internet y las redes sociales para facilitar lugares de encuentro y enunciación, sin embargo, esta extensión de habitabilidades ha traído consigo dinámicas de poder vinculadas al espacio físico y al mismo tiempo ha expuesto reglas y normas exclusivas del espacio digital y el algoritmo.

¿Qué implicaciones corporales están insertas en el espacio público físico y digital? Si partimos de la premisa que el tiempo es un concepto no lineal sino circular y cónico ¿Ver al futuro significa ver al pasado al mismo tiempo? ¿Cómo se ve el futuro de la Ciudad de México atravesado por sus extensiones digitales? ¿Podemos imaginar futuros-territorios descentralizados?

Un proyecto de José Herrera / Instagram